sábado, 20 de noviembre de 2010

Subsidios a la vivienda:el dolor de cabeza de los municipios colchaguinos

La interpelación a la ministra de la Vivienda Magdalena Matte, puso en la mesa de discusión una de las etapas claves en la reconstrucción del país: Los avances en las postulaciones para subsidios a la reparación, reconstrucción y viviendas nuevas. La lucha política se convierte en una verdad palpable a la hora de revisar las cifras publicadas por Serviu al 31 de octubre. La Región de O’Higgins tiene un saldo de 47.126 damnificados, 7.474 subsidios asignados y de estos, sólo se ha avanzado en la aprobación de un 16%. Y es esta última cifra la que revela la gravedad de la situación. Porque la asignación de un subsidio, no significa que este haya sido aprobado y que se comience la construcción inmediatamente. Es sólo la primera piedra de un largo, lento y engorroso proceso de etapas reglamentadas por el Decreto Supremo 174, con el que se rige el sistema de reconstrucción nacional.

En el caso de las comunas colchagüinas, la situación es grave. Todas tienen asignaciones completas, pero la aprobación real de estas es mínima. Ninguna ha podido traspasar la barrera del 50% de los subsidios aprobados. San Fernando y Santa Cruz son las únicas dos comunas con más postulaciones aprobadas con un 45% y un 41% respectivamente, y de ahí el panorama es magro: Peralillo 1%, Lolol 3%, Chimbarongo 6%,  Placilla un 9%, Chépica 18%, y Palmilla 37%.

Gerardo Cornejo, alcalde de Peralillo
“Gracias a la interpelación a la Ministra, nos llegaron recursos para trabajar en los diseños”
Las causas de este atraso con los subsidios de Colchagua son múltiples. El caso más grave es el de la municipalidad de Peralillo. Según datos del Serviu, esta tiene un total de 20 postulaciones, y a la fecha  ninguna ha sido aprobada.
Peralillo es una comuna muy pequeña, ubicada en la ruta patrimonial de la provincia. Su principal valor económico reside en la agricultura y el turismo, es por eso que su alcalde, Gerardo Cornejo, junto a los vecinos afectados decidieron que la reconstrucción debía obedecer a los cánones de conservación arquitectónica necesarios para que siga siendo un punto de interés turístico. Todos están de acuerdo en que  necesitan urgente un lugar donde vivir, pero eso no significa hacer proyectos  a la rápida “con casas de plástico”. Según el alcalde, “cuando se discutió la reconstrucción a nivel nacional se acordó  que el patrimonio debía ser reconstruido, ojalá lo más parecidos posible. Nosotros queremos ser fieles a esto, por eso junto a los vecinos decidimos hacer un trabajo casa por casa y para hacerlo bien  contamos con  un convenio con la Fundación Altiplano que son expertos en la reconstrucción patrimonial. Hemos preferido hacer  el proceso más lento pero bien”.
Sin embargo, hacer las cosas bien les ha traído más de un dolor de cabeza. El municipio necesitaba la contratación de expertos en patrimonio, dinero para poder pagar los diseños y los profesionales a cargo del proceso y también recursos para aumentar la planta de funcionarios que apoyarían en la unidad de vivienda. Tras nueve meses de espera los recursos llegaron recién la semana pasada. “La semana pasada con el tema político de la  interpelación a la ministra nos llegaron los recursos necesarios para trabajar en los diseños y poder licitar la reconstrucción de las casas patrimoniales”. Según Cornejo ahora queda otra valla más,  que es poder superar la burocracia del proceso de postulación: “Para entender lo lento que es el proceso hay que pensar  que cada una de las postulaciones significa una carpeta de al menos 100 documentos que incluyen aspectos sociales , judiciales,  diseño de la casa, y  lo recursos que se utilizarán para la construcción detallando todo esto  en una treintena de pasos agotadores, que son los mismos pasos que se debían cumplir antes del terremoto ¿Cómo se explica que con el sur en el suelo se pidan más detalles que antes? Municipios como Rancagua o Rengo pueden apurar la aprobación porque meten a 500 familias en un solo proyecto, pero comunas pequeñas como la nuestra donde no hay poblaciones y todo es casa por casa ¿se imagina lo lento que se nos hace ese trabajo?  ¡Es el doble!”.

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